El otro día cayó un meteorito en Rusia e hirió a unas 500 personas. Afortunadamente no murió nadie.
Lo que más me llamó la atención es como en las imágenes se veía a la gente mirando hacia el cielo entre atemorizados y pasmados. Me recordó a esas escenas que hemos visto tantas veces en los documentales de dinosaurios: los animales de cerebro diminuto mirando como pasmarotes como se acaba su tiempo sobre la tierra sin dejar de masticar.
Pero es que, en realidad, si un meteorito grande, no digo uno de esos que originaria una extinción, sino uno grande, llegase mañana y pasase sobre nuestras cabezas, no podríamos hacer mucho más que mirar hacia arriba mientras seguimos masticando.
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